venerdì 28 marzo 2014

Esperas.

La vida de un ser humano que depende, como yo, de otras personas puede ser definida tranquilamente como basada en la espera.
Ustedes normales (no es que nosotros nos sentimos anormales, es el estado que nada hace para considerarnos así), podéis decidir cómo gestionar vuestro tiempo, organizar vuestra jornada según los compromisos, personales y profesionales, comidas de trabajo, cenas y viajes con la familia y los amigos. Muchas veces os escucho decir que el tiempo no es suficiente, casi parece que no lo gestionáis vosotros… mah.
He tenido (me parece que ha pasado un siglo mientras “solo” son cinco años) la suerte de haber sido un ser normal por una mitad de la Vida. Sí, mitad, como un partido de futbol, dividido en dos tiempos. Eso, estoy en los vestuarios, como dice el buen Caressa, porque el árbitro, el Sr ELA de “dondequiera”, me ha enviado a tomar un té caliente.
Espero mucho que mi entrenador, un tal Sr Dios, que me entrena desde solo un par de años, pero me resulta totalmente seguro y fiable, no me sustituya y que me haga volver para hacer el segundo tiempo, también solo por diez minutitos….
Por cada insignificante detalle que vosotros normales os cuesta hacer, también pensar, nosotros tenemos que pedir ayuda. El famoso pelo encima de la nariz que tampoco mastercard consigue que se quite y es solo uno de los ejemplos de lo que puede pasar a nosotros. Una simple picazón es un drama. Teniendo en cuenta la excesiva sensibilidad de la dermis, el caer de una lágrima se puede comparar con los pasitos de una mosca encima del rostro. Y no es muy agradable. Pobres vaquitas…
Si solo fueran las lagrimas el problema… nos tienen que ayudar también por tonterías como meter las manos encima de las piernas en lugar de tenerlas al lado del cuerpo…os aseguro que los codos huesudos siempre apoyados encima de la cama, aunque sea blando el colchón, duelen.
Por cierto, esto me recuerda el lenguaje codificado que utilizo con Aiste. Manos arribas, manos abajo, que después por la dificultad de llegar a las esquinas de la pantalla de este bendito ordenador se convierte en algo como “manosarr” y “manabaj”. 

Ni siquiera un equipo con Mata Hari, Sherlock Holmes, Columbo y Maigret sería capaz de descifrar los códigos.
Las esperas marcan nuestra vida cotidiana. Las podemos rechazar, como lo hizo el rebaño con Jonathan (por cierto, ¿cuántos de ustedes han leído este libro maravilloso levanten la mano...hmmm, veo manos de gente de mi misma edad… muy mal, si yo tuviera un hijo sería el tercer libro que le haría leer, abre la mente) pero nuestra vida sería entonces llena de tragedias inútiles o aceptarlas para que sean la parte más bonita del día.
Puede ser que sea retórico, repetitivo, pero creo que afrontar los acontecimientos, sean lo que sean, con una sonrisa, los harían más aceptables. Estas son pequeñez. Las esperas verdaderas son otras. La espera de una investigación médica limpia, honesta, libre de intereses políticos, económicos, de la influencia por los grupos de presión.
Porque también nosotros merecemos una esperanza solida, que se llame Stamina o Búscatela, no tiene ninguna importancia. Pero más que una espera es una utopía. Entonces rezamos a Dios para que nos de la Fe.
Para esperar nuestro destino con serenidad, con alegría. Despertarnos cada mañana agradeciendo a alguien allá arriba, cada uno el suyo.
Y si un día me despertara con mis pies rectos y no cruzados como ahora y si no tuviera mas estos espasmos musculares como “ser más duro que un bacalao” y si mi pensamiento pudiera salir de la boca en lugar de “los ojos lindos” y si por fin me despertara rodeado de silencio en lugar de este bombeo rítmico y si me saliera natural poner los pies en el suelo y caminar hacia el baño para lavarme los dientes hacerme la ducha y pensar lo que tengo que hacer durante el día y si luego me visto allá arriba en mi armario que no veo hace cinco años y bajando la escalera por fin encuentro a Aiste con sonrisas por no tener que planificar mi jornada sino la suya con el desayuno listo y saliendo de casa para ir al trabajo de mi amigo Andrea le doy un beso delante de la puerta y le digo “nos vemos esta noche bebe” y si condujera el coche que no conduzco hace cinco años y si……
Me siento mucho como Jack Kerouac, alias Simone Martini, escribiendo mucho sin puntuación…. Os parece que estoy pidiendo demasiado por querer ser normal otra vez? 
Lo que estáis leyendo arriba es o no es lo que hacéis cada mañana (aparte besar Aiste, obvio…)?
En español, un idioma que me encanta, esperar tiene doble significado: quedarse a la espera de algo o esperar que algo ocurra.
Me pregunto porque me gusta tanto este idioma…

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