mercoledì 15 gennaio 2014

Mi pequeno lugar.

Mi pequeño lugar.
La pared en frente de mi cama en la cual estoy veintitrés horas al día, está hecho con ladrillos macizos a vista, rigurosamente recuperado de la estructura del almacén existente. Está formado por treinta tres ladrillos de alto, mientras de ancho es solo de veinte (cuantas veces los he contado, mientras todavía no tenía el comunicador y el aliento ya me había abandonado).
Algunas piedras son más oscuras de otras, creando un agradable efecto de tablero de ajedrez. Otras resultan manchadas, sobre todo tres. La mirada corre muy a menudo hacia la pared, me tranquiliza su masiva solidez que cuando todavía no estaba enfermo no conseguía reconocer.
Una pequeña chimenea de bioetanol en suspensión y la nueva televisión cubren solo una parte de la pared, de esta manera la compañía de mi pared, sobre todo por la noche, no me falta y es muy reconfortante. Detrás una pared de color naranja brillante, semicircular y de media altura, de esta manera se puede ver el techo del piso superior en alerce blanqueada, lo mismo de los hermosos muebles que me habían encantado en mis frecuentes viajes a Barbados.
Para construir las paredes semicirculares (la otra está en la cocina, y totalmente asimétrica a esta) vino mi tío Pietro (Pedro), directamente de Zena, como la llaman cariñosamente los genoveses. No es una personita cualquiera, habiendo participado de manera significativa a la construcción del famoso acuario. Para hacer el color que tenia tercamente en mi cabecita perdimos una mañana entera, entre las imprecaciones de mi tío y las maldiciones mías. Cuando llegamos al color perfecto salió un “belin” (guapetón) y una palmada sobre la mejilla sanciono el retorno a la paz. A la extremidad de las paredes semicirculares hay cuatro enormes columnas azules de metal, llenas de hormigón y que sostienen de hecho toda la casa. Los terremotos, aunque los notamos, no nos asustan.
En mi mente, además de ser terca, es bastante rara, sobre todo en sentido arquitectónico. A cuantas personas se les ocurre distorsionar todos los estándar de la construcción, si no soy yo? Normalmente para la construcción de una solar se necesitan unos encofrados de metal que una vez usados se reutilizan para los siguientes. Yo los quise y los pedí como acabado del solar mismo, discutiendo con el buen hombre de mi arquitecto, que el único defecto que tenía era de ser de Verona (sorry Michi) y todo esto significa techo de metal en planta baja.
El suelo: por supuesto de hormigón, típico de las estructuras industriales, mejor conductor de calor, así como para el sistema de calefacción subterránea (no me gustan los calentadores) Obviamente el color no era el clásico: azul con variaciones de gris.
Quizá por venganza contra los techos de metal, el arquitecto, de improviso se preocupó por la salud, me impuso la colocación de alvéolos bajo el piso del sótano, de consecuencia la colocación de tubos de metal visibles en la pasarela exterior que llega a casa. Todo esto para expulsar un gas llamado “radon”, ya que la permanencia en los cimientos de la casa podría poner en peligro nuestra salud.
Muchas gracias de todo corazón Italo, el “radon” no ha conseguido provocarme daño en la salud, lástima que exista la cabrona.
El único defecto que tiene la habitación es la pared de pladur que la hizo más pequeña por la necesidad de construir un nuevo baño. Los dormitorios estaban en el piso superior, hasta que una noche me caí de la escalera. Me dieron nueve puntos en el centro de la cabeza y un gran susto para Nick y Holly, cuando vieron el charco de sangre al final de la escalera y me llevaron al hospital (todavía Aiste no vivía en Italia aunque ya estábamos juntos).
Por este motivo, el salón ahora es mi nueva habitación. Ventaja: veo el jardín desde la ventana grande. El único factor negativo es la perdida de intimidad y que no puedo compartir la cama con mi mujer. Aiste ha renunciado a la cama matrimonial que usábamos para dormir en el sofá que está al lado de mi cama. Cuando por la mañana estoy listo para dormir se acerca el sofá a la cama para darme la manita…
Lógicamente no es una casa clásica, tenéis presente las típicas casa mantovanas, con la puerta principal de madera maciza, pasillo central donde hay los clásicos cuatro dormitorios y la escalera de mármol que llega al piso superior? Eso es, si vais a mi casa nada de todo esto. Mi entrada es en hierro y encima azul, la escalera de acero y no a caso exterior bajo el viento y a la lluvia para que se oxide, luego para quitar el oxido se usa un producto que se pone con un pincel. Adivinar el pintor….
Espero de haberos dado los detalles suficientes, en mi descripción, de mi pequeño lugar, así nos sentiremos aun más cerca…. Por si todavía hay alguno que no lo estuviera.

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