domenica 17 novembre 2013

Carta al Papa Francesco.

Querido papa Francisco, quien te escribe no es el padre de esa niña que, perturbando por la enésima vez el protocolo, has pedido a 80.000 fieles de orar el Ave María. Quien te escribe es un simple hombre de 54 años, que durante 5 años lucha con la más terrible de las enfermedades que se pueda imaginar: Esclerosis Lateral Amiotrófica. Terrible ya que afecta solo a los músculos, dejando la mente clara de realizar cada momento de la de degradación de tu cuerpo. No te niego que yo nunca he sido un practicante constante de las Iglesias, pero la enfermedad me ha aproximado un poco más a Dios y a Cristo. Después has llegado tú. En un instante te amé. Te amé porque en ti he reconocido uno de nosotros, te amé por tu “normalidad”, te amé por el rigor jesuita con el cual has convertido la Iglesia más cerca de nosotros. Gente escéptica frente a una entidad que hasta ahora hemos visto muy distante. Con aquella oración de 80.000 almas has devuelto la fe a miles (sí, lamentablemente somos muchísimos) de enfermos graves que el estado italiano (y me perdonarás si lo escribo deliberadamente en minúsculas) con crueldad y sin ningún valido motivo, ha quitado la única esperanza que la ciencia y la investigación habían entregado a ellos: las células madres del método Stamina. Ahora yo, y creo que tu tampoco, no quiero hacer polémicas con el ministro Lorenzin y sus diez “expertos”, pero las mejoras de los enfermos tratados con el método Stamina son evidentes para todos aquellos que “deseen” verlas…. Al mismo tiempo, sin embargo, el grupo de ensayo clínico Revert, que como sabrás es presidida por monseñor Vincenzo Paglia, Obispo de Terni, pero está tratando sólo seis, y repito SEIS enfermos, es todavía autorizado a seguir en sus actividades, te pregunto: porque esta diferencia? Existe una Iglesia buena y un laicismo menos bueno? Tendría que aconsejar al grupo Stamina de nombrar al Obispo de Brescia, monseñor Monari, en calidad de presidente del mismo grupo para poder recibir el mismo tratamiento? Tienes razón, te había dicho que no quería hacer polémicas, y al final…. Pero entiéndeme, cuando te ves privado de la esperanza, que para nosotros enfermos cuenta por igual, si no más, de los cuidados, te sientes un poco morir… y no es que para mí, y para los demás, aquel tiempo sea así tan lejos…. Me dirijo a ti como lo haría con un amigo, ya que de esta manera te veo, un amigo maduro, al cual preguntar los consejos más sabios, sabiendo que él te los dará con placer, sin segundas intenciones, sólo para el placer del bien de los demás. Eso no es lo que enseña el Evangelio? Una última observación: eres el hombre más poderoso del mundo, pero me das la oportunidad de poder llegar a ti, escribirte con mis propios ojos….. Esto es tu pequeño, pero para mí inmenso, milagro que has cumplido. Pero el segundo lo será aun más: me contestaras, me aseguraras que trataras que nosotros enfermos podamos decidir si usar las células madres para cuidarnos. En mi corazón se que no será para mí la carta que te estoy escribiendo, pero solo el pensamiento de poder ayudar a mucha gente en las mismas condiciones, hace que mi Final de la Vida, come me gusta llamar, sea menos triste. Luego allá arriba no estaré solo: estará papá que me espera, orgulloso de mí, con cariño y estima. Marco Sguaitzer. PD: Arianna, Maddalena y Stellina, las incansables mamás y traductoras de mi “blog” serán un día felices y orgullosas de contar a sus hijos que una vez sus traducciones habían servido a papa Francisco para tomar una buena e importante decisión. Y Aiste, mi maravillosa pareja que ha compartido conmigo todos los momentos de esta mía, mejor dicho, nuestra batalla, creo que aceptaría de casarse conmigo, sabiendo que a oficiar el matrimonio, en nuestra casita llena de luz, sea mi nuevo amigo “maduro”. Son solo sueños? Es muy probable. Pero estos, por el amor de Dios, no me lo quitéis.

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