mercoledì 24 luglio 2013

los Deportes.

Echo de menos los deportes.
Eso sí, todavía veo en televisión todos los deportes, por Aiste, la televisión es algo opcional, que pueda respirar un poco, dado que delante a cualquier tipo de programa deportivo me transformo en un fósil.

Echo de menos el deporte activo.
Siempre me han atraído todos los deportes y de hecho se me dan bastante bien.
 En mi vida tanto calcio, principalmente, pero también el esquí y el golf.
Anécdotas sobre el futbol tengo muchísimos.
 Lo he siempre necesitado para reponer la remuneración que mi padre me daba en la empresa de familia.
El recuerdo más vivo: la llamada que recibí del “Mister” (para mí el Mister con la M mayúscula es el Tom y que no se molesten los mister/amigos Popi y Maurizio sobre todos).
Hace unos años había dejado de jugar a nivel profesional es decir por dinero, y me había refugiado en los “amateur”(que no significa ser bueno en ligar…) campeonatos que se toman muchas patadas y dinero cero, pero existe la ventaja inestimable de jugar con los amigos.

El Mister me pregunto de ir a jugar en su equipo, el Suzzara, que fue el líder del campeonato de más nivel, proyectado en las categorías profesionales. Para mi significaba un salto de 5 categorías, no sabía si estaba a la altura, pero le hice por el Mister. Resultado:  la promoción a la serie C2 y jugué el partido decisivo, a Sottomarina.
Sobre el esquí, nunca entendí si era la excusa para ir de excursión en las montañas con los amigos, o viceversa.
Lo cierto es que nunca dejaré de agradecer a papá para haberme "obligado" a aprender a esquiar a los 4 años.
El recuerdo más fuerte: (que no se molesten los amigos de las vacaciones en Selva di Val Gardena y San Martino di Castrozza) el "fuera de pista" en Cervinia bajo la funicular, con el papá, hermano y guía, un amigo de mi padre, que trabajaba en el servicio meteorológico propio de esa localidad.
de Plateau Rosa, hasta Plain Maison, a través de la Cime Bianche.
Me sentí en sintonía con la pista, y pista no era, esquiar en nieve fresca, obedeciendo las directrices estrictas del Sr. Guidetti, dado el constante peligro de grietas en el camino.
Sensaciones únicas, para un niño de diez años, que durante un par de horas se sentía dueño del mundo.
El golf. El deporte de mi vejez, pensé. Lo había probado en L.A., en el 84 y subido me enamore. Regrese en Italia y me apunte al Golf Club Verona, me sentí muy afortunado por tenerlo cerca de Mantova, pero rápidamente me di cuenta de ser un pez fuera del agua.

La gente de Verona, por lo menos los que estaban en el Club, era una raza muy fea, cerrados a mi “provincianismo” del estar en Mantova.
Así que me desenamore, luego llego Aldo, sí de Verona pero hecho de otra pasta, y el golf nació también en la dormida Mantova.
Yo no hago mucho esfuerzo para recordar los momentos más emocionantes que el golf me ha dado. También están los recuerdos de la última fiesta antes de la "cabrona".
Biarritz y Marbella, los dos lugares en los que se hicieron las vacaciones maravillosas.
Pero siguen siendo heridas abiertas, en mi mente. Y, ciertamente, no es culpa vuestra, Nick y Adrian, sino por lo que han significado en mi vida.
Todavía no puedo recordar el espectacular campo con impresionantes vistas. Ni cenas memorables, que culminó con Rekondo de San Sebastián, con la magnum de Petrus, cuyo olor me embriaga hasta hoy.
El único recuerdo es aquella horrible mañana cuando me levanté y hablé tragándome las palabras. Allí pensé "joder, anoche tome demasiado."

Yo no sabía aun que era en el principio del fin

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