Los anónimos.
Esta noche no hablare de mi si no de vosotros.
No empezáis a fanfarronear!... no hablare tampoco de vosotros, que enviáis mensajes con maravillosas palabras, frases y juicios.
Me hacéis estar mejor, por un momento se me olvida de estar en el estado en que me encuentro.
No me esperaba un gran jaleo, pero como se dice a Mantova “a tè volì la bici? e ades pedala” (has querido la bicicleta? ahora pedalea).
Y yo con mucho gusto pedalearía, pero no me queda que hacerlo solo metafóricamente.
Quisiera hablar de las personas que me envían mensajes en privado.
Me gusta llamarles “los anónimos”, no porque no se firman, sino porque tampoco bajo tortura os revelaría sus nombres.
Me gusta la privacidad que se crea entre nosotros, aunque solo por muy poco tiempo.
Son amigos, conocidos, perfectos desconocidos, pero todos unidos bajo la misma discreción, de “no querer aparecer”.
Si un día decidiera escribir un libro, no tengo dudas, agruparía todos estos escritos en una colección.
El titulo? Adivinarlo vosotros…
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